Hoy me he reconciliado con ella. Su visión ha sido de nuevo gratificante para mi, y justo en este lugar, donde hace tiempo, me ayudó a superar una de las peores épocas de mi vida. Esta vez no necesitaba consejo, se lo que tengo que hacer, se las cosas que tengo que olvidar hasta otro momento más idóneo, se que tengo que intentar vivir mi vida al minuto, al segundo, no perderme ninguna sensación nueva ni dejar pasar oportunidades de las que luego pueda arrepentirme. Se que hundirme más sólo significa mayor esfuerzo para levantarme luego.
En todo ésto me ha apoyado. Su claridad ha iluminado el osuro en que se sumía mi mente, en el que, si bien veía el camino, aún no me atrevía a andarlo. Me ha vuelto a repetir que la prisa por poseer lo que quiero sólo es deseperación en el presente, momento en el que, quiera o no, rio, lloro y,en fin, vivo, y no lo puedo malgastar estando triste y perdiéndome nuevas sensaciones y nuevas vivencias porque mi mente está en otro lado, sumida en tinieblas que por muchas vueltas que las dé no podré solucionar ni olvidar.
Hoy estaba preciosa, había salido en toda su magnitud, con todo su blanco esplendor, más grande que nunca. Había tenido tiempo de prepararse, sabía que era la noche que menos tiempo estaría conmigo y aún así ha sido una de las que más me ha ayudado. Cualquiera que la haya visto se habrá fijado en que su magia hoy lo inundaba todo. Me gusta pensar que se ha puesto así por mi, pero quizá también lo haya hecho por ti… piensalo. ¿no te ha ayudado hoy? ¿no ves todas las cosas más claras? ¿no has sentido, al menos, esta noche un bienestar especial que te ayuda a seguir con la rutina? ¿que ha acabado con ella, aunque sólo sea cuando la estabas mirando? … no puedo creer que no lo hayas sentido. ¿no has visto a la Luna esta noche?