Cuando yo nací la razón ya estaba muerta. Había lanzado su últimos coletazos de moribunda, junto con un grito desesperado por que alguien la oyera… por supuesto que nadie la oyó.
Como yo mucha gente vivimos con su muerte con indiferencia, como si nada hubiese cambiado en el mundo, pero inconscientemente a todos se nos revelan dudas, demasiadas dudas no siempre con respuesta, demasiadas dudas para que puedan ser asimiladas por nuestras pequeñas mentes humanas, lo que nos crea una especie de cortocircuito, ya que todo es suceptible de duda, y acabamos dudando del beneficio que nos puede acarrear dudar de todo, por lo que finalmente no dudamos de nada.
Esto no debe ser comprendido como un pasotismo generalizado, como muchos quieren ver en nuestra generación, la mayoría de la gente lucha por ciertas ideas que tiene en su cabeza, sean del tipo que sean, pero la mayoría de esas ideas suelen estar sujetas a un dogma que su defensor acata con todas sus virtudes, pero también con sus defectos. Quizá si dudase de aquello a lo que tanto ama, a lo que está tan sujeto, podría construir algo nuevo a partir de ello, criticarlo o quizá destruirlo para quedarse con los restos que verdaderamente merecen la pena y desechar los que no le convezcan, pero no, la duda parece q está prohibida.
Las discusiones, en todos los ambitos, tomarían otro sentido, porque por mucho que uno supiese de un tema, no tomaría sus conclusiones como verdades absolutas, siempre estaría dispuesto a aprender algo nuevo, a asimilar críticamente aquellos ataques que no buscarían la destrucción de su manera de pensar, sino la creación de una manera de pensar mejor, o peor, pero en constante cambio y movimiento. Y bajo mi punto de vista, siempre es preferible un cerebro en movimiento que uno atado por unas formas de pensar estancadas, que busque la superación, que vaya siempre imaginando nuevas metas una vez ha llegado, o no necesariamente, a las anteriores.
Si bien todo era más fácil con el faro de la razón alumbrando el camino que debía seguir nuestras dudas, debemos adaptar nustras preguntas a la oscuridad de la nueva era. No es necesario dudar de todo, cada uno debe elegir sobre que cosas dudar y sobre cuales no, pero si no te haces pregunta jamás hallarás tu respuesta, y las respuestas de los demás no siempre son válidas para ti.