Llámame tonto

Llámame tonto, despréciame, humíllame… conviértete en mi enemigo para que pueda enfrentarme a ti aunque las pocas fuerzas que aún me quedan no sean capaces mas que de crear lágrimas que resbalen por mi mejilla en silencio.

No necesito tu amor, no necesito tu amistad que nunca ha existido… ya no te necesito para nada… entonces ¿qué hago pensando en ti en este momento? ¿quizá me engaño a mi mismo? ¿por qué me provoca dolor tu indiferencia? ¿por qué no logro encerrarte en la caja de mis recuerdos y tiro la llave tan lejos que me sea imposible ancontrarla?

Y es que, por mucho que me afane en creer lo contrario, necesito ver tus labios, no ya besándome, sino dedicándome, aunque sea, alguna palabra. Necesito ver tu ojos y que me digan que me amas o que me odias, sacar algo en claro del torbellino de ideas que azota mi mente donde la duda campa a sus anchas haciéndome temer lo peor a causa de tu indiferencia… necesito, simplemente, no volverme loco pensando que no significo nada para ti.