De nuevo todo se desmorona a mi alrededor… y me da igual, es más, me gusta. Las infinitas variables que componen mi caos vuelven a destruir el pequeño orden que había establecido. Algunas son nuevas, otras se han quitado el polvo acumulado durante mucho tiempo de inactividad, otras han pasado al olvido aunque yo no quería que lo hiciesen o han cambiado de cara, y otras, al fin, he conseguido erradicarlas de mi mente de una vez por todas.
De nuevo me encierro en mi cuarto escuchando música oscura, creando un nuevo orden en mi mente en el que poder moverme libremente, quitándome las telarañas de ideas pasadas que nada solucionan, destruyendo los muros que me encierran en ideas que ahora veo como equivocadas. He redescubierto viejas canciones que antes no significaban nada para mi que ahora cobran pleno sentido, como si hubiesen estado esperando el momento en el que mi mente estuviese preparado para ello.
¿No lo entiendes? no pretendas hacerlo, ahí esta la magia de todo esto, yo tampoco logro entenderlo, pero si lo hiciese se perdería toda la magia q al fin y al cabo es el motor de mi vida. Necesito destruir mis propias ideas que me anquilosan en fases de mi evolución que he de superar. Y en esta orgía de destrucción me encuentro inmerso ahora mismo, triste por todo aquello que dejo atrás, pero con la mirada puesta en el camino y deseoso de ver que es lo que se esconde tras la nueva curva que se presenta ante mi.