Muchas veces nos cegamos buscando una salida, una puerta que nos aleje del lugar en donde estamos… y no la encontramos. Entonces pensamos ¿en qué estoy fallando? ¿por qué no puedo salir de aqui? Simplemente no nos damos cuenta que las puertas, al igual que los muros que nos encierran y nos mantienen presos con todos nuestros fantasmas y tormentos, los creamos nosotros mismos, nadie más que nosotros somos los que por alguna extraña apetencia nos mantenemos presos en esos extraños lugares.
Se consciente de ello, deja de buscar esa puerta que no existe y crea una nueva, o en el peor de los casos destrulle aquellos muros que tanto te costó construir pero que ahora nada bueno te guardan.
No llores, levanta la cabeza, mira con rabia esa mierda de rebaño al que quieres unirte y observa como en él están los ejércitos que tienes que destruir para poder ser feliz. ¡Enfrentate a él! Muchos te tomarán por loco, pero podrás reirte de todos ellos, porque habrás comprendido cual es el camino de la felicidad y lo habrás empezado a andar.